Dos bercianos tratan de salvar las desigualdades en el tercer mundo
El ingeniero en energías renovables, el villafranquino Óscar Cela, ha comenzado la ejecución de un proyecto solidario para la potabilización de agua mediante Ozono en Alitena (Etiopía), que permitirá abastecer el hospital y el colegio.
Acompañado por Clara González, ambos voluntarios partieron de Ponferrada el pasado 7 de abril con el objetivo de implementar un sistema de abastecimiento que garantice el suministro de agua potable entre la población, empleando energías limpias y menos costosas.
Etiopía es un país castigado por factores de muy diversa índole, desde guerras hasta sequías, que han sembrado históricamente el hambre y la pobreza entre la población. Una población que se ha adaptado incluso a las circunstancias más adversas hasta tal punto que muchos habitantes han podido sobrevivir en condiciones extremas.
Con estos antecedentes, la expedición berciana formada por Óscar y Clara pretende corregir en la medida de sus posibilidades algunas de las desigualdades más notorias, como que un núcleo concreto de población en Alitena los niños y los enfermos tengan la posibilidad al menos de conseguir agua potable.
El propio Cela recordó que mientras la población sana se ha adaptado a la situación hasta tal punto que la ingesta de agua podría no afectar directamente en su salud, no así los enfermos y los niños, que son más vulnerables. “Tienen bastantes defensas contra el agua, pero no las personas enfermas, por lo que vamos a resolver muchos problemas de salud en el hospital”.
Alitena es una ciudad de 3.000 habitantes que dispone de tanques de agua extraída de un pozo a 65 metros con importantes problemas de insalubridad. El abastecimiento es intermitente ya que la bomba funciona sólo cuando hay dinero para comprar combustible.
Estos dos condicionantes, la insalubridad del agua y la imposibilidad de tener el líquido por los elevados costes económicos, han justificado el proyecto que coordinan Óscar Cela y Clara González en colaboración directa con la fundación Pedro Navalpotro.
El proyecto en sí consiste en la construcción de un equipo de ozono para la potabilización del agua. “Es la mejor potabilización que hay”, explicó Cela, “que destruye cualquier materia orgánica”. Pero además, no es contaminante, funciona con energía solar, es ecológico y no necesita mantenimiento durante ocho años.Es más, una vez pasados ochos años puede seguir utilizándose cambiando la lámpara del sistema.
Este sistema de abastecimiento de agua permitirá que las personas más vulnerables, niños y enfermos, puedan beber agua con todas las garantías para evitar contraer enfermedades derivadas de la ingesta de agua contaminada. “Vamos a resolver muchos problemas de salud”, expresó el impulsor del proyecto Óscar Cela.
No es la primera vez que tanto Óscar como Clara participan en un proyecto solidario en el tercer mundo. Ni será la última, reconoció Cela a La Crónica. Su filosofía es firme: “cada uno puede ser efectivo en diferentes lugares en función de lo que necesiten, por mi formación yo soy efectivo aquí”, expresó, en alusión a los proyectos que impulsa en el tercer mundo. De hecho, apuntó un detalle a tener en cuenta: “hay muchos médicos españoles que colaboran, que son muy importantes, pero hay menos técnicos”.
Técnicos capaces de poner en marcha proyectos como el que construye en Alitena para la potabilización de agua. El ánimo altruista de Óscar Cela para contribuir a salvar ciertas desigualdades ha pasado a convertirse en una necesidad personal. Reconoció que el trabajo se repite en diferentes puntos del tercer mundo, que el trabajo se lleva a cabo durante más de un año, como es el caso de la planta de potabilización de Alitena, que empezó a fraguarse el pasado año con la preparación del proyecto y que continúa ahora con la ejecución material.
Los dos bercianos aportan su trabajo, la elaboración del proyecto del que se encarga principalmente Óscar, técnico de energías renovables del grupo Viloria (grupo empresarial que también colabora con el proyecto), o la elaboración de todos los trámites administrativos en el ámbito internacional que gestiona Clara. La supervisión material de principio a fin, las dificultades para conseguir trasladar los materiales, e incluso la construcción.
Pero no sólo eso, lo hacen con sus propios medios económicos, renunciando a unas vacaciones en algún lugar turístico para disfrutar del periodo de vacacional en el tercer mundo. “Todos deberíamos visitar el tercer mundo para tener un criterio mayor, para analizar lo que pasa aquí”, expresó Cela. “Esta experiencia me aporta mucho más cariño”, sentenció.