Finalizada la restauraciĆ³n del Cristo Crucificado de la iglesia de Santiago en Villafranca del Bierzo
El jefe del Servicio Territorial de Cultura de la Junta, Jesús Álvarez Courel, ha asistido este miércoles al acto de recepción de los trabajos de restauración del Cristo de la Iglesia de Santiago en Villafranca del Bierzo, que han sido promovidos por la Consejería de Cultura con un presupuesto de 15.000 euros. La restauración de esta valiosa pieza se ha desarrollado a lo largo de los meses de marzo y abril y ha sido realizada por la empresa MC Restauración S.L., bajo la dirección técnica de la restauradora Paula Sánchez Ablanedo. En la actualidad el Cristo ya está instalado en su ubicación original.
La intervención de conservación-restauración del Cristo Crucificado, obra de gran importancia que, por su tipología, puede encuadrarse en el s. XIV, ha tenido dos líneas complementarias de actuación. Por un lado se ha procedido al estudio de la realidad material de la pieza y por otro se ha intervenido directamente en la obra para subsanar deficiencias de conservación, estabilizar patologías y poner en valor todo aquello que le imprime su valor a la obra sin enmascarar su fuerza artística y expresiva, dentro de un planteamiento de mínima intervención.
Del estudio estratigráfico-analítico se desprendieron las siguientes conclusiones:
La policromía original fue objeto de nuevos repolicromados, hasta en tres ocasiones a lo largo de los siglos. Actualmente, de esa policromía original sólo quedan escasos vestigios en pequeñas áreas ocultas. En origen, el Cristo presentaba un fino dorado en el cabello y en el faldellín. También fue objeto de una modificación de los brazos y posiblemente retallado parcial de algún área. Una vez documentada la historia de la pieza y descartada la eliminación de policromías se procedió a estabilizarlas, mediante sentado de color con cola orgánica, para su conservación.
La Desinsectación se realizó sobre las áreas afectadas mediante inyección en áreas de policromía y por pincelado sobre toda la Cruz -al no ser un elemento original-.
La limpieza de la policromía fue selectiva. Se comenzó eliminando los repintes de color negro para luego retirar una capa externa de cera de abeja. A continuación se eliminó una capa de suciedad grasa que se encontraba en la pieza de forma irregular.
El tratamiento de elementos metálicos se basó en la eliminación de corrosiones y protección del cuerpo metálico. Se estabilizaron las grietas insertando, a bajo nivel, madera de balsa y fibras textiles inertes e imputrescibles. El estucado se restringió a las lagunas del rostro.
Las reintegraciones de soporte se limitaron a la reposición de una única pieza, cuya falta alteraba en gran medida la lectura de la obra, tallada en nogal de más de 100 años y colocada mediante espigo oculto de madera. La reintegración cromática, realizada con métodos reversibles, comprendió una primera fase basada en los mismos principios que la abstracción cromática pero mediante la aplicación aditiva de tres colores en dos bloques; un bloque para todas las áreas del cuerpo y otra para el faldellín. El objetivo fue el de llevar las lagunas y blancos a un segundo plano, respetando su lectura pero minimizando el impacto mediante una correcta tonalidad y vibración. El resto de lagunas se reintegró mediante rigatino.
La protección final se dividió en dos fases, aislando así la reintegración cromática de la superficie original y facilitando la futura reversibilidad de la nueva materia aplicada. Se aplicó un barniz de acuerdo a las necesidades de la pieza. Se buscó un aspecto satinado a mate diferenciando sutilmente las áreas de cuerpo, faldellín, lagunas de madera vista y cruz. Los matices perceptivos logrados mediante los distintos acabados facilitan la lectura de una obra tan deteriorada por la suma de actuaciones sufridas durante siglos pero de una gran fuerza y belleza. Con esta actuación se ha recuperado la unidad potencial de una obra que presenta una fuerza expresiva digna de contemplación. A pesar de que en la actualidad la pieza cuenta con una policromía que no está a la altura de la talla, se han equilibrado sus valores para poder valorar ambas en su justo término. La insigne ubicación de la obra es el marco perfecto para su contemplación.