Sin el rutilante uniforme de gala que los distingue, ni sus elegantes caballos, doscientos efectivos de la Guardia Real, ataviados eso sí todos ellos con su traje mimetizado de campaña, partieron ayer desde Ponferrada con una misión muy especial. El objetivo es ganar el jubileo en cuestión de una semana en el Obradoiro de la catedral de Santiago de Compostela.
Los doscientos guardias reales, al mando de un teniente coronel, arrancaron desde la capital berciana hacia Villafranca, pero no sin antes visitar el principal baluarte monumental y defensivo de la cabecera de la comarca.
La nutrida expedición de la Guardia Real madrugó para realizar un recorrido guiado por el castillo de los Templarios donde conocieron la evolución de la arquitectura militar española y también algunos detalles de la historia de Ponferrada.
En la propia fortaleza sellaron por primera vez sus respectiva credenciales con el perfil del castillo, motivo que se ha elegido esta temporada para conmemorar el Año Santo Jacobeo.
Los singulares peregrinos tienen previsto cubrir hoy viernes una etapa mucho más dura que la de ayer. La que les trasladará a las puertas de Galicia; hasta el alto de Piedrafita. En ese trayecto tendrán la oportunidad de disfrutar, entre resuello y resuello, de algunas panorámicas deliciosas en el ascenso al Cebreiro desde Herrerías.